En Aspectos Criollos. Contribuciones al Folclore Costeño, uno de los ilustres lambayecanos, José Mejía Baca, escribiría en 1937: “La industria de tejidos de sombreros de paja es abundante. Los sembríos difíciles. Las tierras rebeldes. Los métodos de la técnica moderna para hacerla productiva, son ignorados. Los barcos aumentan y la carga lo mismo. El puerto progresa. El cholo va en busca de trabajo. Hace cuatro viajes diarios. ¿Por qué se no va a vivir al puerto? ¡La villa también tiene su embrujo! En el cabotaje el cholo trabaja. En la puerta de la casa, sentadas sobre una estera, la chola y las hijas tejen: el hermano mayor carga leña y en los trenes (el miedo ha desaparecido; lo que no obtuvo el hombre lo consiguió el tiempo), los menores irrumpen entre los coches de pasajeros con el tradicional grito de ‘que le llevo’. Llegadas las seis de la tarde la máquina trae a los trabajadores. Schumann les hubiera escrito una Sinfonía. El tejido queda abandonado. El último tren ya pasó y el ‘que le llevo’ ha terminado. La familia se sienta a comer. Si el marido trajo del puerto una ¡sarta de cachemas’ que pescó en un momento de ocio, la comida se retrasa. Pocos momentos después, sobre rústica mesa de madera, luce un plato criollo: ‘cachemitas a la brasa’. El ‘poto’ de chicha pasa de mano en mano. El menor de edad también bebe. La chicha los hace ‘juertones’. La conversación es fofa y cansada para nosotros, pero ¡qué amena e interesante para ellos!: ‘La Ambrosia fue donde el señor ‘gobierno’ y consiguió que la Teodora le pagara la docena de ‘chalaquites’ que le mandó hacer. Ella no es un ‘calabasho’. Lo que pasó es que murió su ‘hijite’ y tuvo que atender las ceremonias (tomar chicha, llorar por el ‘dijunto’ que era bien ‘güenito’, pagar el nicho, las ‘medecinas’ que le recetó el ‘dotor’ y los responsos que por su ‘almite’ hizo el señor ‘cure’). Ha quedado en pagar y de lo que la han demandado le dio ‘chucaque’.
Debido a la calidad de los sombreros creados por el gran desempeño de los etenanos, a la ciudad se le denomina “Capital del Sombrero”. En Eten se confeccionó el “Sombrero más grande del mundo”, tarea en la que participaron 25 mujeres de un comedor popular donde se exhibe diferente artesanía. El 26 de enero de 1997 se escribió una de las páginas más importantes de la historia etenana, pues precisamente en la Feria del Divino Niño del Milagro, se mostró al mundo un sombrero gigante que, al ingresar al Récord Guiness, dice de la laboriosa entrega de las gentes de Ciudad Eten y del trabajo artesanal nunca antes visto.
También llama la atención la comida etenana, especialmente la boda, el espesado, el pepián de pavo y el conejo guisado. En cuanto a bebidas, la chicha de jora es infaltable en la mesa y compromisos familiares, especialmente si es servida en los famosos “potos”.
Pero a Eten también se le conoce como “Tierra de Músicos”, que tienen como patrona a Santa Cecilia y que alguna vez llegaron a formar una banda integrada por más de cien músicos, llamada la “Banda Centenaria”.
Y no solo es calificada como “cuna de artesanos, sino también de héroes y de brillantes intelectuales. Así, destacan Manuel Casimiro Bonilla, autor de Epopeya de la Libertad, Llampayec y Colpahuayco. Asimismo, el teniente de artillería César F. Pinglo Chunga. Pero mención especial merece el coronel Pedro Ruiz Gallo, considerado como “Precursor de la Aviación” y “Patrono de la Artillería Peruana”. Otros destacados personajes son Alejandro O. Araujo Román, quien escribió una monografía de Eten; y José del Carmen Barragán Carvallo, que escribió Páginas de Oro Lambayecanas
Todo este marco no le es ajeno a la Parroquia, que realizamos una labor de Proyección constante a la comunidad
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